domingo, 3 de noviembre de 2024

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?


 Muchas personas defienden, con cierta vehemencia, este aforismo. Sesgan en sus argumentos ofreciendo una cara dela moneda y omiten la otra: Si por un lado argumentan momentos felices, sociedades ideales, valores, que se encuentran en franca decadencia, o, simplemente, han desaparecido. Por otro lado, omiten, de forma consciente momentos infelices, en ocasiones de horror y miedo, sociedades deshumanizadas o de ideales impuestos. Todo esto me hace pensar en un aforismo que pocos omiten: "El dolor y la tristeza se deben esconder, para ,así, mostrar una aparente felicidad que sólo existe en nuestro imaginario colectivo, mostrado de forma habitual en las redes sociales, mientras nuestra realidad diaria muestra justo lo contrario".

 Con el paso del tiempo he llegado a la conclusión de que: "Cualquier tiempo pasado NO fue mejor, que el actual, más bien, fue nuestro tiempo de adolescencia o juventud, el que vivimos, y el mejor de todos los posibles para nosotros". En este sentido sesgamos en favor de nuestra época de juventud en detrimento de la sociedad, más reciente, y que ya no nos contempla como jóvenes. Uno de estos sesgos, que solemos omitir, es el que muestro en la ilustración, que acompaña a este texto. ¿Cuántos de los jóvenes de la época comprendida entre los 70s y los 80s fuimos fumadores pasivos a causa de nuestr@s maestr@s adictos al tabaco? Yo fui uno de ellos. Recuerdo que, en la mesa del profes@r había un gran cenicero de cristal, que iba, periódicamente, llenándose de colillas a medida que la jornada docente avanzaba y el humo se acumulaba en nuestros jóvenes pulmones. Evidentemente, No fueron un referente para  prevenir  la adicción al tabaco, en aquella época, pero es su descargo diré que, quizás, ni siquiera eran conscientes: Ni del daño que estaban provocando a la salud de aquell@s menores, entre los que me encontraba, ni del mal ejemplo, que daban a sus alumn@s, al normalizar el consumo de tabaco en espacios compartidos con menores.

 Afortunadamente la prohibición de fumar en espacios públicos tales como: Hospitales, centros docentes, salas de teatro, cines...Se puso en marcha el 8 de Marzo de 1988. Dando fin a situaciones en las que, hoy día, nos llevaríamos las manos a la cabeza.  Y es entonces cuando me asaltan preguntas del tipo: ¿Cuántos chavales de la época cayeron en la adicción al tabaco amparados en una supuesta normalización institucional y moral? ¿Cuántos de mis compañer@s acabaron adict@s al tabaco hasta el punto de deteriorar su salud de forma irreversible?¿Cuántas personas fueron informadas de patologías derivadas del consumo de tabaco, mientras el facultativo apuraba un pitillo?

 Todo lo expuesto me hace pensar que: "Cualquier tiempo pasado no es mejor, que el actual, sino, más bien un tiempo del que debemos extraer lo bueno, pero también, de corregir y denunciar lo menos bueno y lo malo, simplemente para aprender del pasado y tratar de no repetir los errores cometidos"


viernes, 10 de mayo de 2024

Mi amigo Carlos

Transcurría el año 2015 cuando conocí por primera vez a Carlos Vazquez, presidente de ARAMA Marbella. Yo andaba enfrascado en mis proyectos sobre prevención de adicciones para los chavales.Carlos me abrió las puertas de la asociación para apoyar mis propuestas: - Lo que te haga falta, Paco. Fueron sus palabras, que hoy, todavía retumban en mi recuerdo.  Por aquellas fechas, también aprendí de él  a bajarme los humos, pues hay muchas cosas que no se enseñan en ninguna Universidad, sino que se aprenden estando a pie de asociación , combatiendo la enfermedad de la adicción desde la sabiduría que mana desde la terapia y de la que tod@s se benefician.                                                                                                            Con el pasar de los años, me he convertido en el psicólogo de esta asociación, y sobretodo, he ganado un amigo ,que admiro por su implicación con la causa de ayudar a los que padecen esta lúgubre y desconcertante enfermedad llamada adicción. Siempre dispuesto a ayudar, siempre con el teléfono operativo para tratar de llevar un halo de esperanza a aquellas familias que lo necesitan, en definitiva siempre tirando del carro de la asociación: Proponiendo, mejorando y incansable.

Mañana 11 de Mayo, el Ayuntamiento de Marbella, con buen criterio, ha decidido declarar ciudadano Honorífico a Carlos Vazquez, Mi presi, Mi amigo.



domingo, 31 de marzo de 2024

Las Vidas De Mario

 

 

 Este vídeo, publicado en en año 2016,  nos muestra la necesidad de la detección y tratamiento precoz del TDAH. De ello puede depender la felicidad y el futuro de los chavales que padecen este trastorno. El tratamiento ha de ser multidisplinar: Por un lado, entrenamiento en la adquisición de habilidades parentales en el manejo de situaciones que puede provocar este trastorno,  por otro lado formación al profesorado que incentive las habilidades de l@s alumn@s con TDAH y sepa manejar y corregir situaciones, que son producto del trastorno. No menos importante es  el ámbito social para que estos chic@s sean integrados y no rechazados por su grupo de iguales. finalmente en el ámbito de la prevención de  adicciones debemos poner especial énfasis en est@s alumn@s, ya que muestran una mayor vulnerabilidad a desarrollar una adicción. Si por una parte pueden desarrollar la adicción por sus  características de alta impulsividad, por otra pueden funcionar como atenuante del dolor psíquico por la frustración continuada y la incapacidad del manejo de sus habilidades sociales, que les pueden llevar carecer del apoyo social de sus iguales.


domingo, 21 de enero de 2024

historias padre-hijo III

En el patio interior de la casa de mis abuelos cantaba sin cesar un pájaro de vivos colores: Rojo, amarillo, marrón se combinaban para dar un resultado casi Iconográfico. A mi me encantaba oírle  cantar en aquel patio lleno de plantas y flores que  mi abuela se encargaba de tener bien bonitas. Cada vez que me tenía que quedar en la casa de mis abuelos por motivos laborales de mis padres, aquellos días se acababan convirtiendo en mágicos: pasaba las horas muertas jugando en aquel frondoso  patio y con el maravilloso canto de aquel pájaro de fondo. Había veces que  me quedaba embelesado oyendo aquellos cantos: trinos interminables, cambios en la tonalidad, notas sostenidas..
Un día que fui al campo con mi padre oí cantar a muchos otros pájaros, no en vano, era primavera.  Parecían  alegres: cantando, saltando de árbol en árbol, picoteando alguna semilla o migaja de pan que pudiera haber por el suelo. Aquella imagen me entristeció porque todos aquellos pájaros volaban libres y felices, y el pájaro de mis abuelos no, él permanecía enjaulado y aunque su canto me seguía fascinando, no se me quitaba de la cabeza la idea de que aquel animal enjaulado, a pesar de que cantaba de maravilla, no era feliz. Así que en un descuido de mis abuelos, me acerqué a la jaula y sin pensarlo dos veces abrí su portezuela.Curiosamente, el pájaro permaneció en el interior, como si no hubiese ocurrido nada.Como no salía de su jaula, decidí introducir mi mano con el dedo índice extendido a modo de palito. El pájaro dio un saltito y dócilmente se posó en mi dedo, entonces saqué mi mano de la jaula y  lo acerqué a un poyete de piedra. El pájaro dio un leve saltito y se situó encima de él. Estuve un buen rato observándole, parecía confuso: movía su cabecita en distintas direcciones, como queriendo buscar algo. Dio algunos picotazos en la piedra, pero ni emprendió el vuelo, ni me brindó uno de sus maravillosos cantos a los que me tenía acostumbrado, simplemente permaneció casi inmóvil. Así que pasado otro buen rato, lo volví a depositar en el interior de su jaula. Y entonces sucedió algo que me dejó atónito: el pájaro empezó a cantar con una belleza y una fuerza como nunca antes le había oído. Parecía como si me agradeciera el hecho de que le hubiese devuelto a su jaula. Me fui a mi casa pensativo por todo lo ocurrido. El día siguiente, era el comienzo del  fin de semana, así que volví a la casa de mis abuelos, en esta ocasión acompañado de mi padre. Él entró en el salón de la casa de mis abuelos, mientras yo me quedaba, una vez más, embelesado con el canto de aquella criatura. Al rato sentí una mano que me tocaba el hombro, era mi padre que había regresado con una bolsita llena de alpiste, Me dijo: -¿Quieres que le demos de comer a Pavarotti?, que era el nombre que le habían puesto mis abuelos al pajarito por lo buen tenor que era, según me dijeron más tarde. Acepté encantado, pero advertí  la necesidad de contarle lo que me había sucedido, pues sentía una mezcla de tristeza y culpa por lo que había hecho y extrañeza por la reacción del pajarito Me acerqué a él,  y con la cabeza gacha , le conté lo que me había sucedido con el pajarito el día anterior. Mi Padre me miró  con una sonrisa bonachona y  me dijo: - ¿Eso es lo que te pasaba el otro día, mi vida? mira hijo, el pajarito se comporta como muchas personas: creen que son felices estando enjauladas, y si las sacas de ahí y les muestras la libertad, se sentirán confusas, temerosas y querrán regresar a lo que ya conocen ,porque el miedo a la libertad, a la novedad, las hace prisioneras sin barrotes. Para ellas la felicidad es estar enjauladas, o al menos, eso creen.